miércoles, 25 de abril de 2012

Y que nunca estarás solo, que siempre que me necesites solo tienes que cerrar los ojos.

Siento que veas esto, sé que no soportas verme sufrir, pero necesito esta pequeña despedida. No es un adiós, ya lo sabes, es... un hasta pronto. Espero de verdad que hayas sabido apreciar el puesto tan, tan importante que hay para ti en mi corazón. Lo tendrás siempre ahí, es y será tuyo. Aunque no podamos cumplir nuestros sueños, ni comprar aquella casa a orillas de la playa, ni despertarnos juntos cada mañana... Tal vez, si es cierto que las personas nos reencarnamos y vivimos otras vidas, tengamos la oportunidad de seguir por donde lo hemos dejado. Al menos, a eso me aferro. Tú estarás bien, ¿verdad? Ojalá que encuentres toda la calma allí donde vayas. -Me estaba hundiendo, lo notaba. Debía irme ahora que me mantenía de una pieza.- Yo, te hago la promesa de que lucharé por mí y por un futuro. No dejaré que nadie me haga sentir inferior, y guardaré tu risa para los días en los que tambalee mi estabilidad. Porque tú me has dado los detalles que marcan la diferencia, porque... -Me levanté vacilante, temblorosa, con el alma hinchada.- Porque... Tú me has regalado lo más grande. Y eso es lo que me mantendrá en pie cuando el destino me quiera herir. Voy a salir a flote, por ti, por mí... Por todos. Te quiero, cariño, hasta siempre.

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